viernes, 11 de mayo de 2007

Pan de Maíz, o el "self" vacío....

Se puede agregar una lata pequeña de granos de elote o elote con jalapeño:

1 taza harina
3/4 taza harina amarilla de maíz (tipo gringo, no nixtamalada, chicas)
1/3 taza de azúcar
3 cucharaditas de polvo de hornear
1/2 cucharadita de sal
1 taza leche
1/4 taza aceite vegetal
1 huevo

Calentar el horno a 425°F, o 200°C aprox.
Engrasar un refractario de para hornear de 8x8 pulgadas.
Mezclar ingredientes secos, agregar los mojados. Mezclar bien, hornear unos 20 minutos o hasta que se dore y las orillas del pan se retiren un poco del refractario. Se puede checar que esté listo introduciendo un picahielos al centro. Cuando salga limpio, el pan ya está.

Y hablando del self vacío, listo para ingerir pan, hoy en día los pacientes que acuden a psicoterapia ya no vienen, como en tiempos de Freud, con parálisis histérica ni males específicos como fobias, paranoias, y demás quejas, sino con una sensación de vacío en el centro, un malestar a veces tan difícil de identificar que lo único que logran mencionar es su falta de felicidad. Lewis Kirshner--para resumir drástica e inadecuadamente--señala la falta de estructuras o esquemas sociales/culturales que si bien en tiempos pasados representaban algo represivo en muchos casos, cuando menos ayudaban a cada quien a colocarse dentro de un marco de referencia. Al mismo tiempo, el propósito de la vida de uno también se definía mediante estas estructuras. Llámalos "comunidad" o "religión", inclusive la posibilidad de rebelarse proporcionaba una meta en la vida. Hay quienes piensan que las mujeres de hoy todavía contamos con una "causa" porque no hemos logrado superar los patrones patriarcales y represivos del pasado, pero hay que dudar de eso cuando el mal mayor de las mujeres es la depresión y la profunda infelicidad. Tendremos una causa, pero muchas ya están vencidas en la lucha.
Una amiga del DF, con amplia experiencia, opina que parte de nuestro problema como sociedad es el negar la muerte. El que viva consciente de la muerte rara vez desperdicia su vida, pero ahora, desde el enbalsamar del cuerpo y lo esterilizado del funeral, todo el aparato médico y el social niegan que tengamos que morir--o cuando menos, niegan que tengamos que enfrentar la muerte como parte integral de la vida.
¿Será? La religión es básicamente la negación de la muerte, pero prescribe una fórmula para salvarse de la muerte, y esa fórmula ocupaba la mayor parte de la vida de nuestros antepasados. Les importaba cumplir con los requisitos de la fórmula porque la muerte no era un evento ajeno, sino uno cercano, un evento familiar y comunitario que hemos perdido en gran medida.

2 comentarios:

monled dijo...

mmmh...
I can't wait que sea otoño, porque en épocas de calor como que no se me va a antojar mucho.
Bienvenida a la blogósfera

Denise dijo...

Es parte del malestar en la cultura...


Donde ni la religión, ni la política, ni la paternidad, ni la educación funcionan ya como referencia, ya no hay autoridad ni en los padres ni en los maestros, el sistema usando la biopolítica ha tomado el control en sus manos y no sabe ya que hacer con ellos, la ciencia abrió la caja de pandora y ahora pretende clonarla...

Efectivamente ya no se reciben en consulta Doritas, Emitas o Juanitos, nos enfrentamos ahora a nuevas formas de subjetividad en dónde a partir de la clínica podemos inventar la teoría y no encajar en teorías preexistentes a los sujetos que hoy se reciben.

Hoy en día como vos mencionas se siente ese hueco, ese vacío en medio, pero al menos por el aún se puede permitir circular al deseo, algunos otros casos tienen ese vacío tan enorme que se requiere de un artificio para poder vaciar ese vacío que ahoga...

Se me ocurría por ejemplo, al habar de chicas que han perdido su nombre propio al ser presentadas como anoréxicas quienes le han dado cuerpo a dicho vacío y de manera irreverente y subversiva le dan varios giros a y ponen de manifiesto muchos aspectos del malestar que nos aqueja.

Un saludo!!

Denise Alamillo.