domingo, 28 de febrero de 2010

El peligro de la estupidez voluntaria

Sendos libros escritos por pensadores norteamericanos lamentan no sólo el declive en el conocimiento general de la población, sino más aún, la adopción de actitudes que activamente rechazan el conocimiento: léase, los vociferantes participantes en el movimiento Tea Party. No es la primera vez que esto ha sucedido en EU, pero con la tecnología actual, las huestes de la estupidez voluntaria alzan una voz que se propaga más fácilmente. Es irónico que estos especímenes distribuyen su "mensaje" mediante instrumentos que son el resultado de un profundo conocimiento científico y la investigación tecnológica.

El rechazo del conocimiento y de la necesidad de indagar en el mundo que habitamos, en mi opinión, es siempre la consecuencia del sufrimiento psicológico: la rabia ante un mundo que nos confunde, el dolor de saber que hemos fallado en cosas muy importantes, el pánico que nos infunden los eventos y tendencias que no entendemos, que parecen ser la antítesis de nuestros supuestos valores y actitudes. Son esos valores y actitudes, que podríamos definir más certeramente como prejuicios y estereotipos, que se cuestionan actualmente: el matrimonio gay, el aborto, etc. Hay personas que toleran los cambios, y hay personas cuyo mundo se tambalea cuando es cuestionado. El último reducto de los empanicados es el rechazo del conocimiento y de la razón, disfrazado como un movimiento político y adornado con conceptos que parecen un parche mal hecho.

Las religiones que demandan un rechazo al conocimiento--de la historia, de la geología, de la paleontología--son aquellas que proponen una lectura literal de su biblia, como si ésta no fuera realmente una producción simplemente humana. Hay religiones que no batallan para compaginar la historia de la tierra con sus creencias, y por lo mismo no son partidarias de la ignorancia voluntaria, cuando menos en asuntos que no toquen los preceptos básicos de la existencia de un creador.

Lo terrible es que los estúpidos voluntarios son los más enojados, los más armados, los más violentos, los más inflamatorios en sus comunicaciones, y los más dispuestos a realizar actos de terrorismo doméstico como el trastornado que estrelló su avioneta en un edificio del IRS en Austin. De repente, este loco es el héroe de los igualmente locos adeptos del movimiento Tea Party, quienes rechazan toda forma de gobierno--no son ni Republicanos ni Demócratas, sino candidatos para el pabellón psiquiátrico más cercano. Como el loco estrellador dejó una diatriba escrita que echaba pestes al gobierno y al cobro de impuestos, se ha convertido en el mártir de los ignorantes voluntarios.

¿Sería menos nociva la ignorancia pasiva, supuestamente amable, de los religiosos que no hacen daño pero "piensan" que la tierra sólo tiene unos cuantos miles de años de edad? Eso depende de que si piensas que tenemos la obligación de abrir los ojos y la mente ante el asombro de la vida. Yo pienso que éticamente es nuestro deber agregar algo de conocimiento al mundo, pensar y aprender, ampliar nuestros horizontes aunque sea un poco. El que cierre su mente mediante la estupidez voluntaria eventualmente la cerrará ante otros seres humanos con necesidades o culturas distintas, ante libros que contienen propuestas diferentes, o ante los derechos de personas descalificadas en las religiones, como las mujeres.

Un estúpido voluntario es más nefasto que un simple estúpido, quien probablemente no tiene la culpa de su estupidez y tal vez no tenga la forma de remediarla. El estúpido voluntario ha rechazado lo único que podría salvar un mundo asediado por la sinrazón: el poder pensar.

jueves, 25 de febrero de 2010

La falta de resignación

Durante mucho tiempo, pensé que la mejor estrategia ante la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica era una especie de lucha--haciendo ejercicio (que sí ayuda), omitiendo hablar de la enfermedad con los demás para que no la tomaran en cuenta, etc.

Duró poco esa forma de manejar la situación porque una vez tras otra, fue necesario cancelar cenas, cambiar viajes, no asistir a eventos familiares, todo debido a mi pésimo estado físico, los dolores de cabeza mortales, y una fatiga de muerte. Llegó a tal grado que el dolor corproral realmente era lo de menos--cuando menos, en comparación con las migrañas y la fatiga. Decidí que era una soberana estupidez intentar hacer caso omiso, públicamente, de la fibromialgia, y ahora todo mundo sabe que la tengo.

Luego me di cuenta de que el peor aspecto de este mal tal vez no sea el mal en sí--no lo puedo asegurar, sin embargo, porque no sé qué tan severo se va a poner en el futuro--sino la esperanza que nace cada vez que sale un nuevo medicamento que me cura la fatiga durante varios meses, y luego deja de funcionar. Primero fue la amiltriptilina, que me permitía dormir bien pero que con el transcurso de las semanas deja de tener efecto porque el cuerpo se habitúa a la dosis. O le subes la dosis o te conformas. Opté por conformarme.

Salió la pregabalina, Lyrica, que quitó la mayor parte de los dolores del cuerpo y me ayudó a dormir un poco mejor también. (Los que tenemos fibromialgia dormimos endemoniadamente mal.) Pero también me acostumbré a la dosis, aunque sigo usando el medicamento.

La siguiente dosis de alivio llegó con el Plaquenil, un anti-palúdico que aumenta el sistema inmunológico. Me sentía como nunca, como no me había sentido en 20 años; no tuve que aumentar la dosis ni perdía su efecto. Sólo que descubrí, después de meses de sentirme mal del intestino, que Plaquenil tiene un efecto secundario digestivo, mismo que me estaba haciendo sentir tan mal que no lograba funcionar de día a día. He tenido que abandonar la medicina, y ya me siento formidable en cuanto a la digestión, y de la fregada en todas las demás áreas.

Hay un nuevo tratamiento en EU que no tarda en llegar acá, que no tiene efectos secundarios de consecuencia, pero como todos los tratamientos para la fibromialgia, nadie sabe por qué o cómo funciona. Es imposible ya que nadie sabe qué es la fibromialgia realmente ni qué la causa. Ese sí que es el colmo de vivir en la duda! No saben exactamente qué tengo excepto que tiene ciertos síntomas, nadie sabe a ciencia cierta qué provoca la fibromialgia, y nadie sabe por qué los tratamientos jalan!! Llámenme Karen la Conejilla, porque no me queda más que elegir seguir los tratamientos con la esperanza, esa cosa que muere al último, de que eventualmente me voy a sentir bien. Mientras tanto, me estoy colgando ajos para ver si ahuyento a la depresión terminal.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Bueno pues, en lo que es al menos un artículo...

Dios nos libre del deterioro galopante del idioma castellano en los medios televisivos. Si a algunos corresponsales se les pudiera eliminar el uso de "bueno pues", habría un enorme, y bendito, silencio en la pantalla. Una nota que tal merezca dos o tres minutos de un resumen competente se logra alargar hasta el fin de los tiempos mediante el diluvio de "bueno pues".

En Monterrey, una de las chicas que anuncia el clima (algo que se podría hacer en unos diez segundos)--por cierto, a estas chicas las viste su peor enemigo, o si no es eso, será que se han escapado de un table--llena los huecos cerebrales con una catarata de "al menos", con el resultado de que entre frase y frase tiene que jalar aire como si le hubieran dado un guamazo al estómago. La ropa que usan estas pobres "estrellas" del clima quita el aliento; parece salida de un pulga de mala muerte, y sin duda es el aspecto más interesante del reporte climático.

Pero el colmo es "en lo que es...". No es necesario decir "en lo que es la calle Zaragoza", carajo!
Nada más digan "la calle Zaragoza" y déjenos descansar de tanto aire caliente inútil, de tanta sofisticación idiomática falsa, y llenen el espacio de las noticias con...bueno pues...noticias!