martes, 15 de mayo de 2007

Budín de chocolate a la yerbabuena, o médico, cúrate...


Budín de chocolate a la yerbabuena
Este budín es ligero y refrescante, pero hay que usar hojas frescas de yerbabuena, no la esencia concentrada.

3 tazas leche light
1/2 taza hojas de yerbabuena (aprox. 1 onza)
2/3 taza azúcar
1/4 taza Maizena
3 cucharadas cocoa en polvo
pellizco de sal
3 yemas de huevo, batidas ligeramente
1/2 cucharadita extracto de vainilla
2 onzas chispas de chocolate semi-amargas

Calentar la leche hasta que se formen burbujas en la orilla de la olla. No permitir que la leche hierva. Quitar del quemador y agregar las hojas de yerbabuena. Se deja reposar 15 minutos. Se cuela, desechando las hojas. La leche se vierte nuevamente en una olla y se agregan el azúcar, la maizena, la cocoa, y la sal. Mezclar contínuamente hasta que hierva y se espese bien.

Vierta la mitad de la mezcla al recipiente con las yemas batidas y mezclar rápidamente con un whisk para que las yemas no formen grumos. Ponga todo en la olla y cuando suelte el hervor, cocinar un minuto más. Coloque el budín en un plato hondo y cubra con Kleenpac u otro producto de plástico; se coloca en el refrigerador hasta enfriar completamente. Se puede servir con hojas de yerbabuena como adorno.

Los estudios médicos formales sobre la fibromialgia o el uso del aparato de presión constante de aire (CPAP) para prevenir la apnea del sueño siempre vienen con un par de comentarios que me provocan ganas de ahorcar a los médicos.
Los estudios sobre fibromialgia inevitablemente mencionan que el ejercicio es el único remedio conocido para regular los ciclos de sueño trastornados en el mal, y para aliviar el dolor muscular. Luego prosiguen a decir que los fibromiálgicos somos poco consistentes en el ejercicio, y sugieren que hagamos ejercicio en compañía de otra persona para "alentarnos". Ja!
Lo que no dicen es que el problema principal de la fibromialgia no es el dolor, sino la constante fatiga; sin la fatiga, podríamos hacer ejercicio con un mínimo de voluntad. Pero la fatiga de la fibromialgia se alivia sólo el día que se hace ejercicio; al día siguiente, no sólo comenzamos de nuevo, sino estamos adoloridos hasta el tuétano, y la fatiga se ha aumentado en proporción directa al ejercicio del día anterior. En estas condiciones, cualquier acompañante que intente "animarnos" corre el riesgo de ser lanzado desde el edificio más alto del barrio aún si tenemos que arrastrarlo por las escaleras para hacerlo--arrastrar un cuerpo en lucha por unas escaleras también califica como ejercicio, así que no todo es negativo...
Lo único que podemos hacer los fibromiálgicos es diseñar una especie de discurso interno--"tus arterias se endurecen día a día, idiota!! Vas rumbo a la tumba con paso redoblado!! Mírate en el espejo, o colección de asquerosas flacideces!!! Qué importa si mueres en la caminadora, estúpida, mejor muerta que gorda y bofa!!"--que, debido a su tierno contenido acariciante del autoconcepto, a veces funciona.
El caso de la maquinita CPAP es distinto. Los médicos también sugieren que no la usamos con consistencia porque somos unos seres inferiores carentes de cualquier valor moral que nos hiciera dignos de estar respirando el mismo aire que el resto de la humanidad, y por tres pesos nos mandarían a prisión por el resto de nuestras miserables vidas.
El que no ha usado uno de estos aparatos se ha perdido de algo único. Funciona porque el aire a presión no permite el colapso de la garganta que provoca la apnea del sueño y su resultante trastorno de constantes despertares. Una pequeña mascarilla cubre la nariz; la máquina comienza inyectando una suave brisa primaveral. Se supone que uno queda dormido al cabo de 20 minutos--cuando menos es el margen que la máquina otorga--cuando la suave brisa ha alcanzado velocidades de vientos ahuracanados. En este momento, comienza la diversión.
Si no has amarrado la quijada con unas pantimedias viejas a toda presión, se te puede abrir la boca, y el chorro de aire que sale no sólo no entra por la garganta a tus pulmones, sino puede tumbar lámparas del buró e inclusive aventar a tu compañero de cama al piso.
El truco de las pantimedias no es a prueba de tontos, sin embargo. Los veteranos reportan que si no entrenas tu lengua a bloquear la boca, el aire sale de entre tus dientes apretados y el resultado es un interesantísimo y ruidoso fenómeno denominado por los jocosos apnéicos como un "pedo facial". De nuevo, tu compañero de cama corre el peligro o de brincar del lecho convencido de que tienes una flatulencia terminal y necesitas ir a urgencias del hospital más cercano, o de alucinar el aroma que suele asociarse con semejantes fenómenos físicos y desmayarse.
Con bastante más experiencia que los médicos tanto en fibromialgia como en la máquina de los vientos satánicos, sugiero que moderen su lenguaje cuando hablan de los que somos "inconsistentes". Cuando menos, que nos pregunten por qué!!!!
Os dejo. Voy rumbo a la caminadora....