miércoles, 25 de febrero de 2009

Piyush "Bobby" Jindal

If you watched Obama's address to Congress and the nation, and if you stayed tuned to hear the man touted as the silver-tongued Republican star-on-the-rise who gave the response, you saw the best stand-up comedy relief of the year.



Mr. Jindal, the governor of Louisiana, is the son of immigrants from India. At one point in his riveting speech, he said his mother had come over to the U.S. while forty-four and a half months pregnant. Either this was a mistake in his reading of the teleprompter, or his mom was reluctant to unleash this man on an unsuspecting world. The effort to hold him in must have been beyond description.



If this man is the rock star of the Republican party, they are in deep doo-doo. Outside the world of politics, anyone with his degree of disconnect from reality would be termed psychotic. Politics being what it is, though, you can be a howling lunatic and still get elected. Mr. Jindal is a very intelligent man by all accounts, and he has been an honest governor of his state--which very often elects people who are either honest or smart, but rarely do Louisiana's governors have both characteristics at one time. The problem with Mr. Jindal is that he already sees himself running for president and spends a lot of time fund-raising for just that purpose, much to the annoyance of many. He must have thought his time for leaping on to the nation's stage had come at last. Poor devil.



It doesn't really matter if you are unimposing in appearance if you can nail 'em with your speech. Mr. Jindal, however, needs all the help he can get. A rather nerdy sort, he stared with a kind of fascinated obsession as the camera..that is, the t.v. prompter..and sounded like someone who was reading a rather slow child a bedtime story. You could almost read his mind: "Hot damn!!! The entire country looks on as I wow them with my reply to the great Obama!!!" Or, as one of the pundits on PBS said in a succinct summation, "Demosthenes, move over."

If that sounds unfortunate, you should have seen part where his talk was cut off, blackness reigned supreme on the screen, and then a taped portion lauding his accomplishments as governor came on. I really hope the Republicans were watching their star commit ritual sepuku.
Youtube, of course, got every agonizing bit.

viernes, 20 de febrero de 2009

Yo, paciente...

Colocarse uno en la condición de "paciente" dentro de un hospital es una forma de entregar la posesión del cuerpo a otros con la esperanza de que tal entrega resultará en la curación de un mal actual o el poder evitar un mal a futuro.

El mundo de la medicina se caracteriza por dos discursos, uno de los cuales los pacientes compartimos: que la medicina es bondadosa y nos contempla como seres humanos completos. El otro discurso es más oscuro y nos afecta directamente: dice que el que merece ser doctor muestra ese merecimiento a través de una prueba dura llamada "residencia". Esa prueba incluye no dormir bien durante días, comer mal o no comer, lidiar con una carga de trabajo que cierra la puerta definitivamente ante la posibilidad de ver a cada paciente como una persona con historia, cultura, familia, y particularidades. El paciente se vuelve un cuerpo con un conjunto de sistemas orgánicos, y cada sistema pertenece a una u otra especialidad médica.

Se ha documentado en muchos países que el cansancio y la fatiga producen errores médicos. "Error médico" es una forma de decir que yo, paciente, sufriré en mi cuerpo, en mi vida, un daño que me puede inclusive acortar esa vida--o terminar con ella de tajo. Los dos discursos médicos crean conflicto y estrés en los residentes porque son diametralmente opuestos: el segundo discurso relega al paciente a segundo término en aras de que los residentes "prueben" sus méritos mediante el maltrato a manos del sistema educativo. Yo, paciente, sólo soy el medio que se usa para poner a prueba a los residentes. Si soy la primera de 30 pacientes, tal vez las notas en mi expediente serán atinadas y concordarán con mi mal. Si soy la última de 30 pacientes, e ingreso a las cuatro de la mañana, es harto posible que las notas de mi ingreso serán incompletas, o hasta inventadas. No hablo por hablar: mi trabajo con residentes médicos es la fuente de esta información.

Los residentes no están contentos con este sistema, pero el cambio es muy difícil. El mundo médico no suelta esa idea de una prueba por dureza, por sacrificio, por fatiga. Lo que no ve el mundo médico es que yo, paciente, seré la sacrificada, no el residente. El residente puede sufrir un castigo, una regañiza, pero mi cuerpo es el instrumento del aprendizaje, no el del residente.

Me declaro en guerra. Quiero que el residente que me atienda tenga descanso, coma bien, cuente con una vida por fuera del hospital, tenga tiempo para leer y estudiar, para relajarse y desarrollar una red social y de apoyo. Me rebelo ante la idea de que mi cuerpo sea una mera herramienta de enseñanza para un aprendiz tan cansado que no puede ni leer bien las notas que ya existen en mi expediente. Me rebelo ante la idea de que un residente así de agotado me recete un medicamento, y que mi cuerpo esté a cargo de personal de enfermería que se dedica a hostigar al residente, impidiendo que duerma--porque le agarraron tirria--cuando mi vida está en juego.

El cambio viene, porque tiene que venir. El simple hecho de que estas cosas ya se pueden hablar en el sistema educativo médico es señal del cambio. Pero como paciente, seguiré en guerra hasta que me vea el mundo médico como una persona entera. Sólo entonces podré ceder temporalmente la posesión de mi cuerpo. Seguiré en guerra por todos los que tienen tanto miedo que no se atreven a hablar y sólo pueden sufrir en silencio. Declara tú también la guerra.

lunes, 16 de febrero de 2009

Lugar para cinco...

En septiembre, pienso ir a Silver City, New Mexico, para luego tomar una excursión guiada por un Apache que califica como una enciclopedia andante. La excursión es a caballo (por supuesto!), y sólo hay lugar para cinco personas. No es necesario saber montar a caballo. Hasta ahora hay tres personas seguras para ir, y una persona que probablemente sí iría. Hay lugar para una persona más. ¿Quién se anima?