Los jóvenes no pueden recordar, y considerando la actual falta de educación histórica en demasiadas escuelas, seguramente tampoco han leído sobre las tácticas propagandísticas de los nazis para acceder al poder en Alemania. Es una lástima porque los teapartiístas están usando las mismas estrategias, y bien se pueden considerar los neonazis norteamericanos--mucho más, de hecho, que los que así se proclaman.
La apelación del partido de los nazis en Alemania se basaba exclusivamente en la psicología alemana de su etapa--después de una humillación internacional después de la Primera Guerra Mundial, después de una etapa de inflación vertiginosa, después del desempleo y ciertamente heridos en su orgullo por la prohibición sobre el desarrollo de una fuerza militar, los alemanes cayeron ante las diatribas nazis justo en un punto álgido. Al igual que un paciente deprimido en psicoterapia quien logra juntar las fuerzas suficientes para suicidarse precisamente cuando comienza a alivianarse la depresión, Alemania comenzaba a recobrar fuerza después de la debacle. Ahora sí la población tenía suficiente energía y tiempo para enfurecerse.
Las supuestas huestes de los teapartiístas caen con igual facilidad ante apelaciones totalmente carentes de pensamiento ni lógica, ante líderes financiados por multibillonarios (Rupert Murdoch, los hermanos Koch) cuyos intereses se dirigen exclusivamente a la meta de promover sus negocios y por ende sus finanzas. Esto sucede porque los líderes (léase sociópatas de la talla de Palin o Beck) hablan al inconsciente de gente muy confundida, muy enojada, y muy perdida. No lo hacen con intención--es decir, no se proponen hablar al inconsciente. Tampoco lo hizo Hitler. Su talento es visceral, un conocimiento intuitivo de lo que tienen que decir para activar los miedos y la ira de sus oyentes. El error de muchos es creer que, por un lado, existe la posibilidad de apelar a la lógica y el razonamiento de los oyentes, y por otro lado, que los intereses razonables de los oyentes predominarán por encima de su psicología. No es así. No fue así en Alemania nazi y no será así entre los seguidores de Palin o Beck.
Tampoco existe una conciencia entre sus seguidores de que éstos buscan solamente el poder, y realmente no cuentan con un sistema de pensamiento político, mucho menos una filosofía de la ética. Tienen toda la facha de sociópatas: manipuleo de otros, disposición de usar cualquier truco que arrastre a los demás, un estilo de vida que contradice directamente su discurso público, y una marcada incapacidad de entender el mundo desde el punto de vista de otra. Es más, no les importa en lo más mínimo cómo el resto de la gente experimenta la vida, qué piensan, o qué sufren. Todo es a nivel discurso.
La corriente anti-intelectual de los teapartiístas es idéntica a la corriente anti-intelectual de los nazis. El deseo de controlar a los demás es el mismo. La disposición de hablar de la violencia es igual; la diferencia por el momento es que los nazis sí llegaron al poder y sí lograron poner en la práctica la violencia patrocinada por el estado. La exagerada preocupación, bastante paranoide, de los teapartiístas en cuanto a las armas es también un pronunciamiento de su voluntad hacia la violencia, ya que no es posible sostener que armas de alto poder usados por fuerzas militares tengan un lugar en manos de civiles dizque para defenderse. Se llaman "assault weapons" porque para eso existen: para atacar.
El nazismo está vivito y coleando en Estados Unidos, pero se llaman de otra forma. El grave error de muchos políticos, y tal vez de Obama mismo, es no entender la naturaleza de la bestia.
jueves, 2 de septiembre de 2010
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3 comentarios:
Oh, my, Karen, please calm down. There's nothing either of us can do about it - one way or the other.
Uh, oh, rocks, sticks, all can be used for offense OR defense - could make a difference if it's your family.
Sorry 'bout the "blow-up"
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